Circle mensaje: “Hola queridos lectores de Soy.Marketing, espero que estén disfrutando de un maravilloso viernes, tal como yo lo hago en este momento, disfrutando el puente, bebiendo una piña colada en una playa a la orilla del mar Caribe #vidaperfecta #ojaláestuvierasaquí [emoji de piña colada], [emoji con lentes de sol]” – enviar.
Hace unos días me llegó una notificación de Netflix, para avisarme que ya estaba disponible la tercera temporada de la versión estadunidense de “The Circle”. Asumo que el algoritmo supuso que estaría interesado en verla ya que vi las primeras dos temporadas de Estados Unidos, más una de la versión francesa y otra de la brasileña.
Si ya viste esta serie en cualquiera de sus temporadas, seguramente la introducción de este artículo te pareció familiar; si no la has visto, no te preocupes, ya que de cualquier manera les explicaré brevemente su mecánica, ya que fue la que detonó el tema de la columna de hoy.
¿De qué va The Circle?
De acuerdo con la descripción oficial en la página de Netflix, se trata de “un experimento social en forma de competencia en la que los jugadores se muestran online como quieren para ganar cien mil dólares”.
El concepto es que ocho personas entran inicialmente al juego, cada uno vive solo en un pequeño departamento dentro del mismo complejo, aislado de los otros jugadores y del mundo exterior, solo pueden tener contacto entre ellos a través de una pantalla donde pueden chatear por texto en grupo o de manera individual.
Los jugadores pueden representarse a sí mismos o elegir representar a otra persona, incluso del sexo opuesto. Cada determinado tiempo hacen votaciones donde evalúan a sus compañeros por afinidad de mayor a menor, los más populares eligen a quien “bloquear” del juego”, es decir, a quien expulsar.
En la descripción de la plataforma aparecen las palabras “mentiras, coqueteos, y alianzas”, elementos para aderezar el experimento. La producción se encarga agregar jugadores, cambiar las reglas y de realizar juegos y dinámicas para encender los ánimos y causar confusión.
El experimento social y el entretenimiento
Como espectador, el experimento resulta bastante interesante, más aún para quienes nos dedicamos a la comunicación, la mercadotecnia y el entretenimiento. Al final de la historia estamos detrás de un vidrio observando el comportamiento humano, esta vez relacionado con el uso de las redes sociales.
Las decisiones de la producción son obviamente encaminadas a mantener el interés de la audiencia, pero a pesar de que estas ofrecen cierta guía al curso del juego e incluso podamos pensar en un guión, las reacciones e interacciones bien podrían ser las que vivimos en el mundo real, cuando trasladamos nuestras personalidades al mundo virtual.
En la parte de comunicación es muy interesante ver cómo cada palabra cuenta. Al momento de comunicarse en chat de texto, la elección de los mensajes de cada jugador decide la percepción que los demás tienen de ellos y con ello el rumbo del juego.
¿Quiénes somos realmente en redes sociales?
The Circle invita a cuestionarte dos cosas: Cómo creas tu personaje en las redes sociales y quién está realmente del otro lado del teléfono.
Aquí les comparto algunos aprendizajes que rescato de este programa:
- Decidir quién eres en una red social. En este caso se trata de un juego y muchos toman la decisión por estrategia, en la vida real… también. Podemos considerarnos muy genuinos y auténticos y que nuestras publicaciones salen del corazón, pero en realidad pensamos en las reacciones que pueden provocar y entonces las ajustamos buscando resultados.
- La primera impresión. Desde la elección de la foto de perfil ya estamos tomando probablemente una decisión de vida. A pesar de que mucho de lo que pasa en redes es texto, siempre hay una foto de perfil que te dice cómo se quiere mostrar una persona, ¿qué transmites con eso?
- Tomar lo que pasa en redes como verdad. Más allá del asunto de las fake news y de cómo las redes sociales han alimentado a este monstruo que tanto daño hace a la sociedad, las personas tendemos a creer que todo lo que se muestra en las redes es verdad, sin detenernos a pensar que la gente miente, por estrategia o por querer mostrar otra cara.
- Los peligros del otro lado. Muchos usuarios establecen relaciones con gente que conocen en redes sociales, sin tener idea de quiénes son o cuáles son sus intereses. La decisión de hacerlo es personal (y en pandemia tampoco es que haya mucha oportunidad de conocer gente de otra forma), el problema es no estar consciente de ese peligro latente.
- El uso de las emociones. Lo hemos comentado varias veces en esta columna, las emociones mueven al mundo y en el plano de las redes sociales son la gasolina que enciende los ánimos y las reacciones. Habemos personalidades muy diferentes que convivimos a diario en ese ecosistema, palabras como empatía e inteligencia emocional se vuelven clave para sobrevivir.
Ya sea por investigación o por simple entretenimiento, les recomiendo ver esta serie para sacar al psicólogo que llevamos dentro y que muchas veces se conecta con nuestro comunicólogo o mercadólogo.
Ah, por cierto, ni estoy en la playa ni estoy bebiendo una rica piña colada como lo mencioné al principio del artículo, solo quería crearles esa bonita imagen mental mientras lo leían.
Reto de la semana: ¿Podrías vivir 24 horas sin ver tus redes sociales? Cuéntame si podrías hacerlo o no y por qué, ya sea en los comentarios de este artículo o en mis redes donde aparezco como @RobertoBaez.