Me pasan seguido tres cosas (chance) por la edad:
- Me ahogo con mi saliva a cada rato.
- Le grito a la tele.
- Termino varias conversaciones diciendo “¡Ah, qué con estos chavos de ahora!”.
Lo último, generalmente lo digo de broma. Pero, no tanto; porque cuando se trata de chamba, los “chavos de ahora” traen más “red flags” que una invitación a una “White Party” en los Hamptons entre 1998 y 2009.
Les cuento qué he visto últimamente y espero que en los comentarios de esta, su columna favorita, me cuenten sus experiencias, porque estoy seguro de que este fenómeno es una mezcla entre lo demandante del mundo actual, la cultura y la brecha generacional.
¡Vámonos recio!
Llevaba poco de haber empezado WatsonData y, a través de unos amigos diseñadores, me contactó un “Javi Noble” para apoyarlo con el lanzamiento de una experiencia culinaria fusión-mexi-japonesa-VIP (o sea: un restaurante de sushi culichi, bien caro). Mis amigos me advirtieron que era un prospecto singular.
El plan era sencillo: mi agencia se encargaría de la parte digital; y mis cuates, del Branding.
El Javi, se quejó enérgicamente de los precios de nuestros servicios. Pero tenía una idea turbo-brillante: que WatsonData se encargara de hacer el trabajo de ambas agencias, por unos pesitos más y “¡PUM! ¡Nos volvemos millonarios!”. Casi escupí el café de la risa. Tuve que declinar. Ni modo.
El siguiente caso, es como el meme de cómo dibujar un caballo en un día o en un minuto:
Al borde del confinamiento en 2020, a un incipiente E-Commerce mexicano artesanal, sin gluten y orgánico le urgía armar su equipo de Digital. Entre MUUUCHAS agencias (una), la mía fue la afortunada elegida para asesorarlos. El principal diferenciador (suponía) era nuestro Social Listening, dado que era indispensable para armar lineas de acción.
Tras varias negociaciones (mucho regateo) dieron “luz verde” y, como edecanes en la casa de P. Diddy: sin chance de decir siquiera “Hi!”, nos pasaron, nos encueraron y nos pusieron una revolcadota.
Nomás querían la pura asesoría, because tiempos, porque Pandemia y porque la competencia les estaba comiendo el mandado.
Durante cuatro inolvidables meses vivimos tuneadas más chafas que las de una novia de sombrerudo para lograr un lanzamiento tan exitoso como los discos de Aleks Syntek desde que se salieron de la banda los güeritos cool.
Ni ganas dan de asomarse a ver si sigue viva esa cosa.
Hay hacks y hay hacks
Amo ver en TikTok “life hacks” para limpiar tapetes y doblar ropa por ser ingeniosos y útiles. Me enfurece que usar IA, ver tutoriales, tomar cursos y platicar con especialistas (como aquí su seguro servidor y amigo) se confundan con un “life hack de chamba”.
Recientemente, me contactó una persona para platicar de Social Listening. Sonaba a una posible cotización, pero resultó que solo quería que le diera en esa misma llamada “un A-B-C de cómo hacía mi chamba”, para que la pudiera hacer en la agencia donde trabaja(ba). ¡La pinche audacia de este wey!
A ver, para aprender a hacer mi trabajo implica años de picar piedra en Investigación, en Digital, pero no los mismos que le van a tomar a García Luna para salir del bote. Decepcionado con mi respuesta, solo dijo que gracias, pero no gracias y colgamos.
Lectorsazos de mi vidas: entiendo que la inmediatez y los hacks son útiles para lograr mayor productividad e incluso, para tener calidad de vida. ¡Vamos! Hasta yo la busco siendo “Papá Luchón”, porque me gusta tener tiempo para jugar con La Generala. Pero, también hay que tener tiempo para aprender y ganar experiencia. No todo es satisfacciones inmediatas.
La PACIENCIA es clave para el desarrollo de una carrera o un proyecto. ¡Vaya! Hasta para hacer un buen pozole se necesita. Al parecer, esa palabra no existe en el vocabulario de los profesionistas de ahora.
Mientras, me despido diciendo: ¡Ah, qué con estos chavos de ahora!!
Una respuesta
Como siempre Migue, en el clavo… Esto es de paciencia, para poder apreciarse, y el que entendió, entendió… a cuánta gente vemos entrar y salir de estos temas de marketing, branding, investigación de mercados, por asares del destino, favores, peor es nada o como sea, van y vienen. Pero los que llegamos y nos quedamos y no andamos jugando a ver si me gusta o si ahorita me sirve y vendo algo, sabemos de lo que hablas.