En octubre de 2020, Instagram cumple 10 años, una década de recuerdos almacenados por más de mil millones de usuarios en el mundo. Una red posicionada en el gusto del público, entre otras cosas, por ser un espacio generalmente noble, donde los casos de hate o de ataques y confrontaciones, no se comparan con los que se pueden encontrar en Facebook o en Twitter.
Desde la perspectiva de las relaciones públicas el ejercicio social de lo que ocurre en Instagram es muy interesante, se trata de un juego de percepciones donde los usuarios, ya sean personas o empresas, construyen marcas en una red que privilegia la imagen. A diferencia de otras redes, los contenidos aquí tienen una curaduría más dedicada, responden a la inmediatez como las demás, pero siempre tendrán un momento para que no se escape poner un filtro favorecedor o escoger el ángulo adecuado, donde sale el artista que llevamos dentro.
Percepción es realidad y los relacionistas públicos somos los magos de las percepciones, por lo que Instagram es una buena herramienta que nos puede ayudar a construir esa realidad que queremos posicionar. Los cuadritos de las fotos en cada cuenta son como bloques de Lego apilándose que van construyendo una personalidad que puede ser atractiva o no, todos juntos cuentan una historia que trasciende a cada publicación en lo individual y que comunica un mensaje.
En esta celebración instagramera, me gustaría compartir algunos puntos importantes sobre el uso de esta red en una estrategia de relaciones públicas, tanto para marcas personales como cuentas profesionales:
Evaluar si se adecua a tu estrategia. Como sucede con otras redes sociales, no todas sirven para todo y no es a fuerza estar en todas solo porque está de moda o porque tiene muchos usuarios. En relaciones públicas se piensa si el mensaje que quieres posicionar tendrá un impacto adecuado en esa red que privilegia las imágenes como atrapadoras de miradas de los usuarios.
Definición del mensaje. En una estrategia integral, generalmente Instagram es una de las herramientas y debería estar alineada al mensaje principal. El punto es definir cómo quieres que te vean los demás, qué pretendes lograr con tu cuenta y crear un mensaje que transmita justo eso. Recuerda que tu percepción puede ser diferente a la de los demás, pide opiniones y haz ajustes.
Interacción. Es la razón de estar en redes sociales, algunas marcas consolidadas pueden darse el lujo de publicar sin interactuar y seguramente seguirán recibiendo likes y comments, pero en general, la mayoría de los usuarios necesitamos la creación de una comunidad alrededor de nosotros y participar en otras comunidades. Difícilmente una cuenta de Instagram será una herramienta efectiva en una estrategia de relaciones públicas si no piensas interactuar en ella.
Networking. Para los relacionistas públicos, el networking es una herramienta básica, en este caso es consecuencia de la interacción. Esta red, que es más amigable, te puede acercar con aliados estratégicos a tu marca. Pensando en una persona o en una empresa, las oportunidades de negocio pueden ser miles entre objetivos y pensamientos afines. Una estrategia de relaciones públicas incluso puede incluir un indicador basado en este punto.
Congruencia. El ser o parecer exacerbado. No se trata de ser quien no eres o de crearle una imagen falsa a tu empresa solo porque se ve bien. Se trata de potenciar tus mejores cualidades, alinearlas al mensaje clave y hacerlas atractivas. Se puede ser y parecer a la vez sin caer en la incongruencia.
Mientras piensas en tu próxima publicación en el Insta (como le decimos de cariño), toma tu espantasuegras, ponte tu gorrito, afina Las Mañanitas y permanece alerta de que el niño TikTok con sus bromas no le empuje la cara en el pastel al festejado. ¡Feliz cumpleaños Instagram!
Reto de la semana: Dame tu opinión de esta columna en una instastory y etiquétame @robertobaezmx, doy follow (¿ya ves que bonito es esto de la interacción?)
