¡Sí! Aunque no lo creas es parte del hoy y todos lo hemos vivido de alguna manera. La manera de ver el mundo definitivamente ha cambiado. La tecnología, el marketing 2.0 entre muchas otras cosas ha generado una nueva dinámica que incluye evolución en las interacciones así como algo de egocentrismo. Hace no mucho tiempo llegué a escuchar que si no estabas en alguna red social, no existías. No creo que llegue a tanto y también me parece muy válido que algun@s no quieran estar expuestos a través de ellas, aunque realmente son muy pocos los que no están inmersos, pues es un hecho que es necesario hacerlo si hay algún ámbito que realmente sea relevante para ti.
A través de las diferentes herramientas disponibles creamos imagen y presencia en el ámbito social, profesional, de opinión, creativo, etc. Con las redes sociales: Facebook, g+, linkedin, twitter, Instagram, Pinterest, Snapchat, entre otras es posible estar muy conectados al exterior ó desconectados al interior, ¡Cuidado! Cada quien decide dónde sí y dónde no. Lo que es importante es entender el por qué estar en cada una. Seguro lo sabes, en el mundo de hoy hay grandes estrategias detrás de la comunicación digital y el hecho que no seas una empresa no significa que no cuides tu imagen y/o presencia en las redes. ¿Cómo hacerlo? Como siempre digo: congruencia, congruencia, congruencia.
Piensa en el objetivo de tu presencia: conectar con otros, hacer networking, presencia en el campo profesional, expresar ideas:
¿Personales, profesionales o ambas? En este último caso si tienes información profesional no deberías comunicar más de un 10%-20% de cuestiones personales en la misma cuenta. Y es importante cuidar el tono de dicha comunicación. Siempre de forma discreta y no “demasiado personal”. De hecho, la mejor recomendación sería no mezclar, aunque no siempre es algo absoluto. Cuando estás en un espacio personal-social tampoco deberías publicarlo todo: por seguridad, ya que lo que publicas hoy puede ser visto por mucha más gente de la que tú crees. Realmente recomiendo que tengas tus cuentas lo menos públicas posibles, y me refiero a la información no sólo a la visibilidad, – a menos que sí seas una figura pública o una marca empresarial-. Y eso sí en cualquier caso cuida tu imagen y no etiquetes por etiquetar, y por supuesto ten una estrategia.
Síndrome de la figura pública:
Aunque queramos ser discretos en nuestras redes aún así se crea cierta inercia que nos lleva a contactarnos con otras personas en ciertos contextos, comunicar o publicar algo … de otra manera no tiene sentido estar presente, sería mejor no estar… Pero, ¿Has notado que hoy muchas personas tienen algo que yo defino el SFP (Síndrome de la figura pública)? Hay dos posiciones. Una es quien piensa que tiene el derecho de meterse en tu vida y saberlo todo de ti a través de los medios digitales, aún sin conocerte lo suficiente (incluyo WhatsApp). Y dos: quien quiere estar expuesto todo el tiempo con el objetivo de recibir retroalimentación de los demás.
En esta última situación se publica casi todo si no es que todo; qué comen, dónde están, con quién, qué hacen, qué van a hacer, qué juegan, muchas fotos, etc, todo el tiempo. ¡Y a veces casi se da una especie de rueda de prensa! … es complicado y la línea es delgada entre estar presente o sobre-expuesto. ¡Las “selfies” no surgieron porque si! Cada vez somos más egocéntric@s, y aunque realmente no me disgustan tampoco hay que exagerar.
Algo muy notorio con esta nueva forma de interactuar, es que ocasionalmente es más fácil hablar vía electrónica, que personalmente.
La dinámica cambia cuando se está cara a cara porque muchos ya no están tan acostumbrados a comunicarse de forma totalmente personal, o lo hacemos cada vez menos. Checa a las generaciones más jóvenes: Impresionante. Por otro lado, hoy todos tenemos cierto grado de exposición pública ¿Qué hacer? No queda más que adaptarse y recordar que debemos ser cuidadosos, recordar que todo lo que se sube a internet no puede bajarse, aunque borres tu cuenta. Que es posible crear tu marca personal con lo que subimos. Y que la comunicación interpersonal efectiva no puede ser sustituida siempre por mensajes o medios digitales; aunque sí que son un buen complemento. ¡Mucho ojo!