Tengo una tía en un chat (creo que eso es algo que puede decir casi cualquier usuario de ese tormento infernal llamado Whatsapp), la cual es el arquetipo de la tía con chat.
Soy enemigo de los estereotipos y pienso que muchas veces dan pie al racismo, sin embargo, en el caso de las tías con chat es cuando me doy cuenta de que algunos estereotipos tienen una existencia justificada y no falta una legión completa de tías con chat que se encargan de reafirmar las ideas preconcebidas que tienen algunos sobre ciertos grupos sociales.
Tal es el caso de mi tía, la del chat.
Una tía con chat es un ser que carece de todo criterio y tarda apenas unos microsegundos en reenviar, a todos sus contactos, ese video “interesante”, “hermoso” o “esclarecedor” que le llega desde una cadena infinita de tías con chats.
De hecho esa tía no es tía, más bien es un pariente, masculino, pero que a pesar de su sexo y edad, se comporta como una auténtica tía con chat.
¿Conoces a alguna tía con chat?
Desde que Internet se popularizó ya habíamos recibido serias advertencias de lo que vendría; las tías con chat se parapetaban en otras plataformas y nos hacían llegar contenidos no solicitados que nos enviaban con títulos como, “no te lo puedes perder” cuando se trataba de algo que pensaban que era lindo o gracioso. Cuando el contenido en cuestión era de corte “espectacular” o “maravilloso” también nos lo hacían saber y, por supuesto, si era la indignante conducta de un político o un grupo de estos, también nos lo señalaban de manera previa.
En aquellas épocas arcaicas mandaban largas presentaciones de Power Point musicalizadas con piezas instrumentales donde, al principio de cada video, nos ponían las sabias palabras “relájate, sube el volumen y disfruta” y de inmediato pasaban a mostrarnos una serie de fotos que iban desde panoramas naturales hasta fenómenos astronómicos.
Así nos enteramos de que Marte se podría ver del tamaño de la Luna, que Bill Gates regalaba dinero y que nuestro iPod podía ser recargado utilizando una cebolla.
¡Ah, los buenos tiempos!
Con la llegada de Whatsapp se revolucionó la forma de transmisión de mensajes de las tías con chat; descubrieron que podían mandar largos mensajes de audio y no tardaron en hacer circular la voz de expertos anónimos que nos explicaban las razones por las que México se encontraba en ruta directa y sin escalas al comunismo o porqué el presidente iba a causar la debacle.
Me daba risa la forma en que casi cualquier mayor de 60 años quería obligarte a escuchar estos audios, después de que ellos lo habían hecho con toda la atención y una expresión de disgusto capaz de agriar la leche.
De ahí pasamos a los videos, medio donde cualquiera se siente con la capacidad de explicarnos los tópicos más candentes de la temporada, desde economía hasta geopolítica; las tías con chat se encargaron de mandarnos segmentos completos de noticiarios en los cuales nos hablaban de manera escandalosa sobre las terribles acciones de políticos y funcionarios. Lo curioso es que muchas veces ni siquiera rectificaban que dichos noticiarios eran canales de YouTube dirigidos por conductores de dudosa credibilidad.
Por supuesto, estas tías con chat nunca se detenían a pensar en el origen o la seriedad de lo que enviaban… ¡Vaya! Ni siquiera en la temporalidad. No era raro que mandaran material con hasta una década de antigüedad bajos los titulares de “¡Urgente!”, esto nunca fue preocupación.
Estoy de acuerdo que alguien quiera compartir pero, parafraseando a Carl Sagan, ¡se les va a caer el cerebro de traerlo tan abierto a los que les mandan en Whatsapp!
Y es que una de las cosas que más sorprende es la capacidad que tienen las tías con chat para olvidar que ciertos materiales ya los habían enviado hace tiempo y no dudan en hacerlo de nuevo.
¡Me acaba de ocurrir!
Me refiero a un video donde un individuo ―un auténtico tía con chat― presenta un evento “maravilloso” que, según él, fue grabado en donde Rusia, Alaska y Canadá hacen frontera (¿¿??).
Después pasa a colocar las imágenes (que ya habían sido enviadas por las tías con chat hace unos años) en el que se ve una animación bastante chafa de una luna del tamaño de la Estrella de la Muerte emergiendo del horizonte a una velocidad escalofriante para eclipsar al sol y volverse a ocultar del lado contrario.
De inmediato puso a chambear a miles de tías con chat para viralizarlo y enviarlo a todos sus contactos con el preludio “¡Qué maravilla!”. Un video que hace algunos años ya había causado furor en las redes de las tías con chat y que ya nos lo habían presentado con un tono de éxtasis que rayaba en lo religioso.
No importó que ya hubiera quedado demostrada su falsedad.
Siempre he dicho que Internet es un medio que la gente debe de aprender a usar, como ya se hizo en su momento, con la radio o los diarios. ¡Actualmente muy pocos se creen lo que aparece en los tabloides!
Sin embargo, eso está tardando mucho en pasar.
Las fakenews y videos falsos siguen circulando sin criterio alguno y eso es preocupante.
Si tienes una tía con chat, ni modo, es muy difícil corregirlas. El secreto aquí es evitar ―a toda costa― que seamos nosotros los que nos transformemos en la tía con chat.
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Esta semana, en Conexionistas.com.mx, escribo sobre la importancia de la carrera de la recién fallecida Nichelle Nichols, mejor conocida como la Teniente Uhura de Star Trek.