Llega un momento en la vida en que (si todo sale bien) podemos darnos el lujo de elegir con quiénes trabajar y a qué oportunidades no abrirle la puerta. Yo me encuentro en esa. Sin embargo, por más que haya ansiado mucho este momento, a veces se me hace cuesta arriba poner mis límites. Casi como que siento culpa si digo que no. ¿Te pasa?
Como verás, este post es un tanto diferente, puesto que no hablo de productividad laboral, si no de bienestar. Pero considero que para ser productivos, debemos estar bien emocionalmente y conectados con la tarea.
Empecemos por acá: ¿te preguntaste alguna vez a qué cosas le decís que no? Esta es una de las cuestiones más importantes en nuestro camino a un equilibrio personal/profesional. Particularmente creo que nos deberían enseñar a negarnos desde chicos, tanto como nos enseñan a decir que sí. Porque poder decir no a algunas cosas, es decirle que sí a otras.
Tomar buenas decisiones es crucial para tu vida y más si decidiste hacer un cambio en pos de tu bienestar personal/laboral. Creo que para ser más felices (concepto muy amplio, pero importante), es menester poder tomar decisiones y no dejarnos llevar por el día a día. El problema es que la mayoría de las veces decidimos en piloto automático, y otras tantas para quedar bien.
Aprendimos a ser demasiado sumisos (aún si no nos favorece tomar un trabajo o proyecto), y luego se vuelve costumbre porque nos genera miedo el cambio, y aparece la culpa:
¿Cómo voy a decir que no a una posibilidad?
¿Acaso soy una desagradecida?
Por eso en esta nota quiero dejarte una herramienta para que al final del día te sientas “tranquilo” con las decisiones que tomaste. Se llama “Matriz de Eisenhower”, una herramienta de planificación y gestión del tiempo (y no la inventé yo, claramente).
La matriz orienta el proceso de priorización y planificación de tareas permitiendo así liberar tiempo y esfuerzo en aquello que no contribuye significativamente a los objetivos propuestos, tiene la finalidad de orientarnos a lo que realmente importa: concentrar las energías en lo que vale la pena.
Nos muestra en 4 cuadrantes cómo organizar nuestro tiempo y decidir qué tomamos y que dejamos de lado. Antes de ejecutar tu agenda de la semana o planificar cómo va a ser tu próximo mes, tenés que conocer tu propósito y qué objetivos específicos querés trabajar. En base a eso, vas a notar todas las actividades que tenés que realizar en alguno de estos cuatro cuadrantes, preguntándote si:
¿Es importante y urgente? → lo hacés ahora.
¿Es importante pero no urgente? → lo planificás delimitando un deadline.
¿No es importante pero sí urgente? → lo delegás o si lo tenés que hacer, fijate cómo podés optimizarlo.
¿No es importante ni urgente? → sacalo de tu mente y de tu agenda.
Los beneficios de hacer la matriz son un montón, pero particularmente nos va a permitir poder decidir qué tareas tomamos, cuáles no, y a qué nuevo podemos o no comprometernos. Amigate con la idea de que vivir la vida que querés, es aprender a decir que sí y no un montón de veces.
Espero que este post te haya ayudado, y me encantaría escuchar si te sirvió para mejorar tu bienestar y equilibrar tu vida personal/laboral. Dejame tu comentario, ¡hasta la próxima!