Revista de Marketing y Negocios

Última parte: cambios de hábitos que trajeron las generaciones y-z-α

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Pues llegamos al final de esta recopilación de hallazgos. Éste ha sido un recorrido de los cambios en los hábitos de consumo que las generaciones jóvenes han introducido e impuesto en el mundo de forma recienta. Aquí te comparto los enlaces de las entregas anteriores, para que tengas un documento completo (entrega 1entrega 2, entrega 3, entrega 4, entrega 5, entrega 6 y 7a entrega).

Continuemos…

Tres mujeres con diferentes hábitos abrazando nuevos hábitos frente a una pared rosa.

Algunos hábitos aislados que llegaron para quedarse

Si vas a casa de alguien y tienen o no tienen timbre en la puerta de entrada de la casa, ya no importa: o llamas para que te abran o ya saben que llegaste porque estaban monitoreando tu ubicación en tiempo real.

Lo mismo con el teléfono fijo: no falta el Xtuitero que dice “nomás mi mamá me habla por el teléfono viejo”.

Llegas a casa y puedes desde cualquier dispositivo activar tu música, o tu compu, o la tele. Y si no estás en casa, puedes atender a quien llegue a entregar un paquete o encender las luces. Las redes domésticas son la punta del iceberg.

Me gusta mucho que en México promuevan los lanzamientos de billetes con diseño nuevo. Pero la verdad es que el dinero de papel está en desuso y pronto desaparecerá. Además de que es menos uso de papel y de impresión, quizá estamos más expuestos a ser víctimas de asaltos cuando traemos dinero en efectivo.

Surgen bancos que ya no tienen oficinas. Su infraestructura es digital. Las sucursales van también a desaparecer, porque ya no las inversiones se hacen en una app, sin necesidad de asesores.

Igual que el teléfono fijo, comprar una casa limita la movilidad. Tan fácil que es ahora moverse cerca del trabajo o ser nómada digital sin tener una enorme inversión en un montón de ladrillos unidos con pegamento y que algún día seguro termina demolido. La cultura de X y boomers de que “hay que enterrar el dinero”, es decir, comprar tierra, cada vez es menos popular. Implica una atadura, en tiempos actuales.

Las generaciones acumuladoras también van de salida. Las compras personales para el hogar ahora se limitan a lo necesario en ese momento, mientras que en el pasado se acostumbraba a comprar teniendo reserva, para que nunca falte.

Nada se planea. Todo es espontáneo y lleno de ocurrencias. Cada vez vemos menos estrategias, menos planes de negocios y menos compromisos con antelación. Podrán planear la fiesta de un año de su criatura como si fuera una boda, pero para un Zoom de negocios te avisan sin antelación.

La educación superior tiene una fuerte y contrastante ambivalencia: o no importa porque nada tiene ciencia y el éxito se alcanza visceralmente, o acumulan licenciaturas y doctorados, aunque luego pasan tanto tiempo en la escuela que les da miedo salir al mundo real. Y entre uno y otro extremos hay un pantonario sin fin.

Otro es el interminable pleito actual entre cochistas y bicitecos, ambos despectivos por razones ridículas. Toda persona debe utilizar el medio de transporte que le acomoda, que para eso lo compra. Y cada quien tenemos necesidades diferentes como para que uno del otro bando se ponga a convencernos, cuando todos en algún momento necesitamos aplicar el modo híbrido. Tan irrisorio como que estés a favor del veganismo, de la cirugía plástica o del libro vs la película. Cada quien sus gustos, sus necesidades y para lo que le alcance… o que no sepa andar en bici, como yo.

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Como decían antes, “en mis tiempos” eso de tener rumis era de lo más incómodo y quizá hasta indecente. No vivías con alguien que no fuera de tu familia a menos que fueran marido y mujer. El aspecto económico y práctico se impuso sobre la liga de la decencia del mundo tradicional. Claro que, como los matrimonios, las uniones entre rumis a veces terminan en caos.

Y, por último, esto no tiene que ver tanto con la adquisición de mercancías de segunda mano sino con la modita del adjetivo que le han adjudicado a dicha actividad: compran o venden cosas pre-loved… ¡no manches! Eso está entre grotesco e irrisorio.

Mi conclusión

AMO los cambios. Me es muy fácil adaptarme a lo nuevo y lo adopto. Habrá cosas que ya no me acomoden, pero son las menos, y quizá sea más por apatía y flojera por la curva de aprendizaje que por el beneficio que seguramente lo nuevo traerá.

Si bien algunos criticamos la música actual porque crecimos en una época privilegiada de música espectacular, el mérito de las generaciones de cristal o a los mazapanes, como les decimos en México por su fragilidad, es tratar de mejorar lo que les heredamos y que no haya sido productivo, aunque no tengan ni idea de balancear su cuenta bancaria ni de gastar menos reparando que comprando algo nuevo.

Lo importante es darse cuenta que el mundo cambia cada vez más rápido y que los que ya nacieron en este siglo lo están revolucionando. Debemos aceptar que una persona de una generación más nueva podrá ser nuestro jefe o el dueño de la empresa. Por más experiencia que los de antes traigamos, la frescura de ideas y de pensamiento nos hace aprender, crecer y evolucionar.

Por eso hay que saber escucharlos. Por eso amo mi chamba de investigación de mercados.

El resumen

Como te dije, queridolector, al principio de esta serie de entregas, esta recopilación de hallazgos es resultado de una colección de estudios de mercado que se realizó en todo el mundo.

En breve haremos un consolidado de las siete entregas para armar un white paper que seguramente a uno que otro le resultará útil.

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#NuevosHábitos

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Liliana Bretón

Publicista e investigadora

Publicista e investigadora; maestra y estudiante; amante del cine, los libros y el buen sentido del humor; no cambio por nada una tarde de vino con una buena plática. Beatlefan y chocohólica. Socialmente analfabeta. Vivo en Cholula.

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