Me acuerdo perfecto cómo reaccionó el mercado mexicano cuando llegó la cadena Walmart a México. Eran unos años en que las tiendas de autoservicio estaban todas desvencijadas, Comercial Mexicana y Aurrerá eran los reyes de un mercado mediocre, y la llegada de la cadena estadounidense, que de inmediato absorbió y depuró todo lo que Aurrerá tenía, y se impuso como una tienda muy surtida, muy grande e innovadora.
A lo largo de esa limpieza interna que fueron haciendo paulatinamente, se deshicieron de los restaurantes, empezando por los 3-4 italianos muy ricos que tenían en CDMX, y terminando con Vips y Portón, y los Suburbias, y reafirmaron lo que mantuvieron.
Algunas tiendas Aurrerá se convirtieron en Walmart y otras que no cumplían con ubicación o con formato se vendieron. Lo mismo pasó con Superama, que le subieron una rayita y mantuvieron esa cadena muy cómoda y linda hasta que, nuevamente “por razones internas”, decidieron darle en la torre, como lo escribí aquí hace un año.
El nicho fue llenado inmediatamente por CityMarket y Fresko, que ya venían creciendo firmemente y, con ese desplante que Walmart tuvo con su privilegiado segmento, arrebataron la posición y se adueñaron de la élite del mercado.
Ahora Walmart, por dormirse en sus laureles, se ha quedado atrás. Con la imparable remodelación que está haciendo LaComer, su soberbia le va a salir muy cara. Las nuevas tiendas que han estado inaugurando están verdaderamente preciosas. Son como un CityMarket o un Fresko, pero a lo bestia.
Con una inversión de 480 mdp tan sólo en su más reciente inauguración en la ciudad de Puebla, LaComer no sólo ofrece un enorme abanico de marcas, incluyendo la suya propia -GoldenHills- que es bastante superior a cualquiera de las marcas genéricas de las demás tiendas, sino que encuentras todo lo que estuviste buscando por meses hasta llegar ahí. La variedad es realmente infinita.
La mera verdad es que te sientes como flotando en la tienda: los pisos limpitos y lisitos, la tienda perfectamente iluminada, el personal atento y amable, las vitrinas de fresquísimas frutas-verduras y carnes en las que todo se te antoja, la interminable sección de alimentos preparados (y deliciosos), pasillos y pasillos de productos especiales / gourmet… y un laaargo etcétera, hacen de la experiencia de usuario un verdadero placer.
Y ya ni mencionar la gran labor de calidad que HEB ha ido instrumentando de forma consistente en el norte del país, que también tiene lo suyito.
Indudablemente, la competencia de Walmart ha dado un paso agigantado y ahora tiene un monstruoso reto enfrente. Sus tiendas se sienten viejas, sucias y abandonadas, y su personal se quedó atorado en el siglo pasado. Le va a tomar años luz recuperar su liderazgo, si es que quiere y si algún día lo logra.
Y tú, ¿vas al súper o a LaComer? Ven y cuéntame de tu experiencia en Twitter.
#PobreWalmart