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¿Y la sustentabilidad dónde quedó?

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Una encuesta llevada a cabo en el marco del Foro Económico Mundial del 2020 respondida por más de 21,000 participantes de 28 países, arrojó que el 86% de estos están ansiosos de descubrir, usar y consumir productos sustentables en este mundo post pandemia. Si bien en el segundo cuarto de 2020 la atención sobre aspectos de ecología y responsabilidad ambiental pasó a segundo plano, es innegable que esta pandemia nos ha mostrado que parte de lo que está sucediendo es precisamente por no hacer caso a los llamados de atención, o de auxilio, que nuestro planeta nos ha estado haciendo.

Esto nos indica que el consumidor, a pesar de todo lo que haya podido sufrir, no ha echado en saco roto esta alerta. Al contrario, ahora más que nunca está a la expectativa de los que las marcas están haciendo para proteger al planeta y si esto no sucede, está dispuesto a tomar el mismo cartas en el asunto para asegurar su bienestar y el de los suyos. Como ejemplo tenemos el reporte del IBM Instute for Business Value, que informa que seis de cada diez consumidores están dispuestos a hacer switch de marca si esto impacta de forma positiva al medio ambiente, lo cual es un foco rojo para todas aquellas empresas de consumo que no se han dado por enteradas de esta reinvención de marca que tienen que ejecutar a la voz de… ¡YA!

Si tú o tus clientes se encuentran en esta situación y no sabes por dónde empezar, permíteme ayudarte con tres conceptos básicos que estoy seguro, harán la diferencia en este proceso que es necesario comenzar. ¿Cuáles son? Colaboración, Adopción e Integración. ¿Cómo ponerlas en acción? A través de varias estrategias que en su conjunto significarán la puesta en marcha de cada una de ellas. Sin más que agregar, vayámonos de lleno a su análisis:

COLABORACIÓN:

Democratización de la sustentabilidad:

Tal vez este podría considerarse como el paso más complicado de hacer, pero si alguien tiene que empezar, es la iniciativa privada. Las grandes empresas no podrán sobrevivir si las economías locales no subsisten y para que estas puedan hacerlo, es necesario invertir recursos en ellas, que no necesariamente tiene que ser en papel moneda. Desafortunadamente en economías emergentes es muy difícil de llevar a cabo estos apoyos por los gobiernos, lo cual podría significar una oportunidad para que tu producto o cliente lo haga, refrendando su compromiso con las diferentes comunidades que pueden tener esta necesidad.

Educación sustentable para todos:

De la misma forma que en el caso anterior, para poder hacer realidad un planeta con un mínimo impacto en huellas de carbono, es necesario educar a la población y muchas veces, esto no vendrá de parte de ninguna iniciativa pública. Afortunadamente, las marcas si pueden hacer algo al respecto. Ikea en Canadá creó The Scraps Book, que no es otra cosa que un libro de cocina que nos enseña como aprovechar las sobras de comida para crear alimentos nutritivos, que además se ven y saben bien. Esto como respuesta a un estudio del gobierno canadiense que indica que el país genera 2.2 millones de toneladas de desperdicios de comida al año.

Sustentabilidad a escala:

Si queremos limpiar al planeta debemos empezar por nuestra casa, por ello es importante revisar cada uno de los procesos de producción y de comercialización de nuestros productos o servicios para ver cuales de ellos podrían tener un mejor performance que beneficie a nuestra canica azul. Esto como primer paso. Como segundo es, que una vez que esto este resuelto, involucremos a nuestros consumidores con programas o estrategias de incentivos que los impulsen a adquirir nuestros desarrollos en un círculo virtuoso de consumo. Si ellos compran nuestras líneas sustentables, nosotros podemos seguirlas produciendo y nuestro mundo se ve beneficiado.

ADOPCIÓN:

Un consumidor con propósito:

El 57% de los consultorios de psicólogos y psiquiatras de Reino Unido están llenos de niños y jóvenes que sufren de estrés provocado por la crisis del cambio climático, esto según un reporte del Royal College of Psychiatrists. Esto está impulsando al consumidor a buscar motivos o causas que permitan que esto mejore. ¿Qué seguiría entonces?… ¡Que nosotros, nuestras marcas o clientes, se las ofrezcamos! Es aquí donde la oportunidad viene en bandeja de plata. Si creamos movimientos que, además de ser auténticos y con un trasfondo real, motiven a nuestro target a seguirlos o impulsarlos, estaremos dentro de este segmento de empresas confiables y preocupadas porque el panorama cambie.

Activismo que forja el futuro:

Si de plano el siguiente punto te está costando trabajo, te tengo una buena noticia… ¡Alguien ya lo está haciendo por ti! Existen allá afuera muchos grupos de activistas con causas que seguramente pueden complementarse con tu producto o industria. Aquí el trabajo viene en abrazar a una de ellas, comprometerte con su fin e invitar a que tu consumidor también lo haga. Resultado: beneficios para todos y para la Tierra.

Circularidad de un producto:

El ciclo de vida de cualquier producto necesita cambiar, por ello las estrategias de reciclaje, reutilización o reparación, tienen que ser una constante. ¿Quieres un ejemplo? Lego. La empresa danesa tiene como meta que para el 2030 cada uno de sus bloques de construcción deje de estar manufacturado con combustible fósil y en cambio utilice bioplástico. ¿Suena difícil? Piensa en esto: tu competencia seguramente ya lo está analizando, o incluso ya lo está llevando a cabo.

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Mide tu huella de carbono:

Ya tenemos los sellos que nos indican cuando un producto tiene exceso de calorías, sodio, azúcares, grasas, etc. ¿Y cuánto tiempo crees que falte para que también tengamos uno de estos que mida el impacto que causamos en el planeta? ¿Quieres esperar a que una iniciativa gubernamental te lo exija? Creo que sería mejor que por cuenta propia tomáramos responsabilidad de este tema y lo hiciéramos del conocimiento de nuestros consumidores. Eso le daría más certeza del esfuerzo que estamos realizando por conservar su salud y la del orbe. ¿No lo crees? Si no sabes por donde empezar busca en 2030 Calculator, un esfuerzo de la Fintech sueca Doconomy, que ayuda a las empresas a dar el primer paso en este camino.

INTEGRACIÓN:

La responsabilidad del cambio está en las empresas:

Según el estudio de Edelman Trust Barometer 2021, que encuestó a más de 33,000 individuos en 28 países, nos revela que el 68% de esta masa está esperando que los CEOs de las empresas más importantes del mundo de un paso adelante y resuelvan las cuestiones que las instituciones públicas o gobiernos, de plano no pueden resolver. Este punto es uno de los más importantes a tomar en cuenta, ya que posicionaría a cualquier empresa como el orquestador del cambio esperado y a sus productos como el catalizador para que el consumidor también pueda estar involucrado. ¡Manos a la obra!   

Si el gobierno no quiere o puede, nosotros sí:

Si bien el actual gobierno mexicano, no parece tener en sus planes apoyar las iniciativas para la generación de energías sustentables y renovables, la postura sería no esperarlos. Al contrario, mostremos con hechos que estas opciones, venidas de empresas privadas pueden marcar una diferencia, desde la generación de empleos, ampliación de beneficios con comunidades que pueden estar vinculadas a nuestro proceso de producción, la protección de recursos naturales y hasta la eliminación por completo de combustibles o materiales contaminantes, que en nuestra realidad son ya obsoletos por el impacto ambiental que estamos sufriendo.

Innovación e investigación:

Si bien cuenta la leyenda que a Newton le cayó una manzana en la cabeza y eso lo inspiró para desarrollar la Ley de gravitación universal, es una realidad que en la actualidad hay que invertir para que estas grandes ideas de cambio sucedan. Por ejemplo, Unilever destina cada año un presupuesto de 1 billón de euros en pro de encontrar o desarrollar tecnología enfocada en realizar el salto a la sustentabilidad en todas sus facetas de negocio. Esto nos puede dar una pista de que es el momento de redirigir esfuerzos a este tipo de iniciativas, que al final nos permitirán evolucionar y reconectar con nuestros consumidores.

Parece una tarea difícil, pero ahora más que nunca nos encontramos en un mundo hiper conectado, con redes que nos permiten acercarnos a soluciones que en otra época hubieran tomado años en suceder. El reto es darnos cuenta de ello y dar el primer paso. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de que nuestro consumidor encuentre quién si se decida a hacerlo y ahí si va a ser un punto de no retorno.

¿Qué opinas? Espero tus comentarios y nos leemos en la próxima columna. ¡Hasta pronto! Si te gusto comparte la columna, si no te gusto también.

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