El otro día platicaba con uno de mis gurús acerca de cómo hemos cambiado como consumidores. Y no sólo como consumidores sino como usuarios de información, como personas, como viajeros, como empresarios y como opinionadores, entre muchos aspectos. En verdad es fascinante.
Más allá de lo que nos ha transformado la tecnología en nuestra vida cotidiana, nuestras exigencias han cambiado. Somos menos pasivos y menos dejados. Nuestra opinión cuenta y la hacemos valer. Esto se da gracias a las generaciones nuevas, que vienen totalmente decididos a corregir muchas de las metidas de pata de la generación X y de los baby-boomers. Los millennials llegaron a romper esquemas y los centenials están totalmente activos corrigiéndole la plana a los millennials.
Algunos de los cambios
Ya nos cansamos de tener posesiones. Desde siempre la riqueza y el éxito se mostraban por medio de objetos, y cargábamos un cúmulo de bagaje que hoy resulta insostenible. Hoy somos libres.
Para bendición del siglo 21, la competitividad vino a ser sustituida por capacidades. Ya no tenemos que hacer casting de desempeños, sino que trabajamos en equipos con habilidades complementarias y simplemente damos resultados mucho más a largo plazo. Afortunadamente se acabaron los caciques.
La creatividad y la intuición son un valor buscado y apreciado. Antes se trataba de razonar y de echarle ganas. Hoy tenemos que ser mucho más aventurados y creer en nuestra experiencia, nuestra lógica y nuestro sentido común… y eso que nadie sabe explicar y que se reconoce como corazonada (gut feeling, pa’los gringos).
La comunicación ya no se basa en el emisor que propone sin tomar en cuenta al receptor. Ahora el receptor sabe identificar lo que necesita escuchar, y lo que no le sirve, lo descarta sin remordimiento alguno.
Hoy, nuestras actividades mercadológicas se centran en el target. El que no lo entienda, se va a morir prontito. La gran lección de la nueva forma de consumir nos la planteó la película El Gran Hotel Budapest “Detectar la necesidad antes de que la necesidad sea necesitada”. Pocos lo han puesto en su radar. Quien lo aplique en toda la extensión de la palabra está destinado a una larga trayectoria de éxitos.