El Fattaché fue por mucho tiempo el producto que más aborrecí en mi infancia, específicamente porque interrumpía con sus comerciales mi sesión sabatina de Caricaturas & Chill. Este producto lo anunciaron en la tele hasta el cansancio y por poco me animé a comprarlo, a ver si así dejaban de anunciarlo.
Como muchos productos milagro, prometía grandes resultados a corto plazo con un mínimo esfuerzo: tan solo tomando un par de cápsulas de Fattaché al día, la grasa se hacía como gelatina y con una ida al baño, recuperarías esa figura de cuando ibas en la prepa. ¡No brainer! Shut up and take my money! Pero, ¿a qué costo?
Somos monstruos del confort y hemos fomentado esta tendencia de consumo a lo largo de décadas. Queremos bajar de peso sin ir al gimnasio o hacer dieta, volvernos millonarios sin tener que chambear o incluso LEVANTAR NUESTRO NEGOCIO EN REDES SOCIALES tomando un curso dado por un desconocido que tomó otros cursos.
Es un tema choteado, pero la pandemia ha obligado a muchos empresarios y marketeros a repensar cómo impulsar los negocios perdiéndole el miedo a lo digital y no morir en el intento, pero también es cierto que el horno no está para bollos o simplemente no todos quieren aprender de digital. Ahí es donde los productos y servicios digitales milagro entran en la ecuación.
Duele como pegarse en el dedo chiquito del pie con la esquina de la mesa cuando los clientes rechazan una propuesta que tomó días de planeación por preferir al sobrinity manager, pero duele aún más cuando te enteras que prefirieron contratar un producto digital milagro.
¿Es un riesgo para nuestra industria? Sí. Pero, ¿es más riesgoso para las marcas? ¡Sin duda!
Cada vez hay más coaches (o gurús) de marketing, sitios para crear tu logotipo o contenidos gratis, nanonegocios que ofertan igualas a precios ridículos para crear contenidos genéricos o pseudopersonalizados y campañas para redes. ¡La lista de opciones es kilométrica! Les recuerdo algo: lo gratis en digital no es realmente gratis. La moneda de cambio aquí es tus datos. ¡Aguas! Y los resultados son siempre inciertos.
Pero, no nos desviemos. Mi primera pregunta para quienes deciden comprarle a este desfile de faroles es: ¿ellos entienden su problema de negocio? ¿Cómo van a solucionarlo realmente? ¿Cuáles son sus metas y plazos? E, independientemente del presupuesto del tamaño de la autoestima de una YouTuber estrenándose en OnlyFans, ¿cómo beneficiaría realmente a su negocio?
El tiempo y el esfuerzo invertido en una estrategia son divisas que muchas veces se olvidan a la hora de tomar una decisión de negocios, especialmente si lo que buscan es prosperar. Traigo malas noticias para todos los que ya mordieron el anzuelo: ninguna estrategia tiene un gran resultado en tan poco tiempo si no cuentan con un presupuesto sumamente holgado y una planeación meticulosa.
Si ya lo hicieron, no se me achicopalen. No son los primeros, ni serán los últimos defraudados y siempre habrá forma de enderezar el barco. Digamos que sería como ir a consulta con un nutriólogo.
Para eso, aquí van unas primeras recomendaciones:
- -Coticen con más de una agencia.
- -Conozcan el expertise de la agencia y sus casos de éxito.
- -Compartan a detalle su problema de negocio, evalúen si lo entienden y si se entienden entre ustedes.
- -Antes de pedir un descuento, exploren juntos cómo la propuesta ataca el problema de negocio, metas, plazos a cumplir y posibles implicaciones.
- -Comparen y decidan.
- -Si de plano quieren tomar un curso, revisen las credenciales del ponente y del portal. Algunos sirven bien para empaparse del tema a grosso modo. Todo suma.
Y, retomando el ejemplo del nutriólogo, primero sentirán como si les cobraran un ojo de la cara las agencias, pero poco a poco verán los resultados y se darán cuenta que, así como el Fattaché, los productos digitales milagro no son más que un fraude.
2 Responses
El Fattache aun se vende y en sus ayeres por ahi de 20 años conozco a gente que si bajo de peso con este “producto milagro”
Gracias por tu comentario.
Los productos milagro podrían funcionar de puro milagro para algunos. Eso no significa que a todos les funcione.