Me acordé del emblemático ALARMA! y su portada del festival de Avándaro, en el 71, ahora que veo a todo mundo hablar de la Inteligencia Artificial. Así que no pude resistirme a ponerlo como título para ésta, su columna favorita.
Tenemos un eterno “issue” con la tecnología: puede ser una amenaza, pero también una oportunidad. Así ha sido siempre.
Por ahora, los medios se han enfocado en las posibles afectaciones de la Inteligencia Artificial (IA) con fraudes, estafas, “máquinas” sustituyendo humanos, etc… A estas alturas somos el meme de Claudia Sheinbaum diciendo “¿y ahora qué?”, en esta administración llamada VIDA, pero no perdamos de vista la parte positiva (e importante).
Acompáñenme en este tren de ideas:
Pornhub es una plataforma que le ha regalado muchas satisfacciones a sus usuarios, claramente: desde filtrar películas de Hollywood recién lanzadas, hasta otros que no vale la pena mencionar, pero sabemos cuáles.
Lo que olvidamos es su verdadera finalidad (aunque parezca abstracta): es una herramienta para un propósito: en este caso, satisfacciones inmediatas; y opino que lo mismo pasa con la Inteligencia Artificial, pero para diferentes ámbitos y propósitos.
En el nuestro, recuerdo cómo hace unos años era alarmante que los emprendedores listillos preferían sacar un logo gratis en una página de Letonia, en lugar de buscar a un diseñador profesional y pagarles. Con el tiempo, se han creado mejores prácticas y hemos aprendido que esos no-clientes son solo dolores de cabeza que quieren ahorrarse una lana para acercarse a un “objetivo”. Finalmente, son proyectos intrascendentes que no vale la pena presumir en nuestras credenciales.
Ese alarmismo está pasando actualmente con el debate sobre la IA, pero a la N potencia.
En otras esferas, me eché un video de Avelina Lésper que explicaba que el arte de la IA no era arte. Sus argumentos me hacían sentido, pero muy limitados; como cuando mentábamos madres de las páginas que hacen logos gratis.
Por otra parte, Jerry Saltz (otro crítico de arte) dice que esta tecnología es una gran herramienta para hacer más arte, el reto es saber cómo usarla para complementar un trabajo creativo. En esta ocasión, estoy con Saltz y creo que sí: puede aplicarse para más industrias sabiendo cómo.
No debemos permitir que nos abrume la existencia de la IA. No va a limitarnos intelectual, ni laboralmente como dicen varios medios. En lugar de preocuparnos, tratar de ser más capaces y más veloces que esta tecnología hasta lograr superarla (porque no va a pasar), deberíamos analizar cómo sacarle provecho, especialmente en Marketing.
Les cuento mi perspectiva:
En Social Listening, uno de los mayores retos ha sido analizar a la perfección el sentimiento de la conversación sobre una marca o figura pública, especialmente porque las herramientas aún no pueden clasificar al 100% los diferentes tonos en que escriben los usuarios de redes sociales, como el sarcasmo. Y no es para menos; si a duras penas podemos entender el sentimiento del idioma español (que es bastante sarcástico), imagínense el español-mexicano. La labor siempre ha sido prácticamente artesanal y costosa, pero SUMAMENTE IMPORTANTE para los reportes de Reputación de Marca.
Lo bueno es que eso ya es prácticamente cosa del pasado. Recientemente empecé a trabajar con un equipo especializado en decodificar y analizar el sentimiento de la conversación con ayuda de IA. Honestamente, esto es un GRAN LOGRO. Las horas capturando comentarios, clasificando y esperando no equivocarse, ya se terminaron.
En resumen:
No tenemos que ganarle a la máquina. Especialicémonos en aprender a manejarla y dominarla para explotar nuestro talento.
Solo veámoslo como lo que son: herramientas. Si no, vamos a terminar como los que creen que Pornhub es una guía sexual real o que la IA es el génesis de Matrix, Terminator o los humanos en la nave interestelar de Wall-E, todos dominados por máquinas que nos hacen todo hasta volvernos desechables.
Hablemos pronto de investigación digital. Nuestros nuevos juguetes tienen Inteligencia Artificial y son una chulada.
