A más de un año de iniciada la crisis sanitaria por el COVID-19 y el confinamiento que se dio tras el anuncio de la pandemia, muchas marcas tuvieron que experimentar un cambio en los hábitos de compra de sus consumidores.
Las adquisiciones se volvieron más “pensadas”, tomando en cuenta otros factores, como la cercanía de las tiendas al hogar, los tiempos de entrega, precio, la facilidad que ofrecen los distintos canales de venta y la adopción de medidas sanitarias.
De acuerdo con un informe de la firma de consultoría Kantar, el comportamiento de compras de las familias latinas se tradujo en la búsqueda del canal más adecuado, con el objetivo de tomar menos riesgos, así como el de tener la mejor ecuación, en cuanto precio-beneficio de los productos.
El estudio también destaca que los puntos de venta que ofrecieron proximidad física o contaron con un servicio digital son los que más han ganado en la confianza del consumidor y, en consecuencia, en su preferencia durante la pandemia.
En ese sentido, aplicaciones de mensajería y servicios digitales como WhatsApp ayudaron a democratizar el acceso al comercio electrónico. El ejemplo más contundente fue Brasil, donde se registraron 2 millones de nuevos compradores, por lo que esta plataforma se convirtió en un motor de crecimiento las transacciones digitales.
“El comercio electrónico es el canal donde los consumidores quieren adquirir todo tipo de cosas, incluso, los productos de consumo masivo, es decir, alimentos, bebidas, higiene personal, cuidado del hogar, entre otros”, explica Lenita Vargas, directora de Latam Retail de la División Worldpanel de Kantar.
El furor de los latinos por comprar en internet se desató por una búsqueda de practicidad a la hora de comprar, “sin arriesgar la salud”, según la experta.
En países como Argentina, la pandemia rompió “barreras” para la compra online de bienes de consumo masivo, sobre todo entre los jóvenes. Sin embargo, el hábito se extendió a otras generaciones que también aprendieron a comprar por esta vía electrónica, superando la curva de aprendizaje y los frenos que tenían antes del resguardo.
Otros países de América Latina han seguido esta tendencia, lo que ha afianzando el comercio electrónico, como ha sucedido en Colombia, donde 53 por ciento de hogares confirmaron que mantendrán o aumentarán sus compras en línea.
Compras centralizadas
Ante el escenario de propagación del coronavirus, muchos buscaron priorizar su seguridad y centralizar sus compras. Si antes los latinos adquirían en distintos lugares sus productos, ahora lo hacen en un menor número de tiendas o escogen aquellas más cercanas a su hogar.
En algunos países, como Chile, las familias hicieron compras más puntuales en la red, mientras que las adquisiciones en tiendas físicas siguieron siendo una opción para comprar todos aquellos productos de impulso o prescindibles.
En contraste, el consumidor mexicano buscó hacer sus compras en tiendas más grandes, atribuido en parte a que las restricciones sanitarias en México han sido más laxas, aunado a la creencia de que mientras el espacio sea mayor el contagio puede ser menos probable.
Entre los ganadores
De acuerdo con una encuesta que realizó la agencia de comunicación estratégica Another Company, la cosmética es una de las industrias que más ha crecido con el confinamiento en América Latina.
Lo anterior se debe a que los latinoamericanos (hombres y mujeres) aumentaron el tiempo, esfuerzo y dinero al cuidado de la piel, sobre todo por el hecho de contar con más tiempo y de estar en casa para aplicarse tratamientos, aunado al hecho de que el uso más frecuente de transmisiones por internet los ha motivado a lucir una mejor apariencia ante la cámara. Esto los ha motivado a probar nuevos productos y destinarse a sí mismos una mayor inversión.
De los entrevistados en esta encuesta, el 21 por ciento ha incrementado su presupuesto en productos de belleza y cuidado personal durante la pandemia, y 59 por ciento cambió a una rutina de cuidado mucho más dedicada.
De esta forma, el consumo de productos de cuidado personal migró al e-commerce con naturalidad, igual que muchas otras categorías de uso cotidiano. En los últimos meses, las personas afirmaron haber adquirido sus productos de belleza y cuidado personal vía online (42 por ciento), supermercados (41 por ciento) y farmacias (31 por ciento).
Seguramente en los meses subsecuentes los hábitos de consumo seguirán modificándose conforme el confinamiento siga avanzando y evolucionando. Y veremos que, mientras muchas costumbres del pasado van desapareciendo, los nuevos hábitos adquiridos llegaron para quedarse por siempre. Lo que “por siempre” dure, antes de que nos sorprendamos con el siguiente paso de la tecnología.