La mayoría de las empresas que han crecido y seguirán creciendo son las que deciden innovar. Muchas veces hablamos que una clave para ello es la “diferenciación”, lo cual significa separarse de los demás; Ofrecer algo que los demás no tienen, pero ¿Qué tanto? ¿En qué nivel estás y en cuál quieres estar? ¿Eres el primero o eres el que copia al primero o incluso al segundo generando innovación? ¿Piensas que todo está bien como está y que no necesitas hacer nada más? ¿Eres quien acepta puntos de vista diversos? O sólo lo que tú piensas es lo que importa y punto… Estas preguntas son relevantes porque si quieres ofrecer algo nuevo a tu mercado, tu mentalidad tiene que aceptar nuevas ideas y formas de hacer las cosas.
La realidad es que este tipo de procesos sólo pueden llevarse a cabo en las organizaciones cuando la alta dirección está consciente de las implicaciones y requerimientos para generar innovación y quiere realizarla. Debe ser parte de la estrategia porque la inversión, el tiempo, el riesgo y el perfil adecuado de diversos colaboradores que apoyarán dichos procesos deben considerarse y unirse para tener éxito. De otra forma sólo se genera frustración o desgaste. Si no es parte de la cultura, debería serlo, toda la empresa tiene un rol dentro de la innovación.
Lo que realmente logra que los consumidores/usuarios/clientes miren las innovaciones tiene mucho que ver con el valor que esa diferencia les ofrece. Por eso es importante comprender en qué etapa de innovación estás, con lo cual puedes decidir avanzar o no.
Aquí te presento 5 formas para innovar, ¿Cuál es la tuya?
- Modificador. Apasionados de sus productos, consumidores y clientes. Su innovación se centra en su negocio existente, éste es donde creen que están las oportunidades de crecimiento. Los equipos reciben el permiso de adaptar sus productos y experimentar un poco con ellos para brindar una mejor oferta a sus clientes o duplican una buena oferta de un competidor. Así están haciendo constantes cambios una y otra vez.
- Explorador. En estos negocios hay poco espacio para innovar. Por lo que revisan las competencias donde son expertos y tratan de construir sobre ellas. Cuentan con equipos de trabajo que buscan oportunidades nuevas para expandir su experiencia en campos relacionados fuera de su negocio actual.
- Inversionista. En lugar de llevar a cabo nuevos proyectos por su cuenta, deciden invertir en nuevas compañías (start-ups) para evitar las primeras fases del proceso de innovación. Si las compañías tienen éxito las integran a su negocio de manera completa.
- Experimentador. Les gusta crear, pero son cautelosos en lo que se refiere a su acercamiento con la innovación. Si tienen preguntas las quieren resueltas. Si hay obstáculos, los superan antes de comprometerse al 100% con un nuevo riesgo. Para hacer esto generan o crean una serie de pruebas o experimentos a un costo relativamente bajo que suavice el camino hacia la próxima gran innovación.
- Visionario. En este tipo de negocios/mercados los cambios se dan muy rápido y generan nuevas oportunidades y retos continuamente. La alta dirección impulsa a la organización a emprender y “pensar fuera de la caja”, a cuestionarse todo lo que la compañía hace a través de preguntas como ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué no lo hacemos de otra manera? Son capaces de crear nuevos modelos de negocio rápidamente. Cuentan con la infraestructura para ello.