Indudablemente ir al cine ha cambiado mucho. La experiencia de tener salas más pequeñas, en lugar de aquellos enormes auditorios de dimensiones escalofriantes, te da intimidad y te acerca a la pantalla para que casi te metas en la acción.
Igual el servicio de emisión de boletos, de poder escoger tu lugar, de poder comprar en línea con antelación, es un gran aliviane para quienes alucinamos las colas, el gentío y una buena posición ante la pantalla.
También está bien padre eso de que los snacks son ricos, palomitas de muchas variedades y combos para todos, aunque por ello tengas que dejar tu cara con un solo ojo.
Ya ni hablar de 3D o de la experiencia VIP. En verdad hace ‘no tanto’ era impensable que ir al cine fuera a ser tan cómodo y tan vivencial.
Lo que no está padre es la forma en que comercializan las salas, cada vez más descarado, más invasivo y menos, mucho menos inteligente.
De entrada, hay una modalidad que se llama “la radio en el cine” que seguro es la idea brillante desde el escritorio de alguien, sin haber hecho investigación ni tener insights del consumidor al respecto.
Si en verdad fuera algo así como radio en el cine, estaría padre que tuviera música de gusto universal y que te amenizara tu espera en la sala o en la antesala.
Pero no. Lo que hacen es poner cachitos de música y un anuncio constante con un jingle mediocre y setentero, y voces y voces que lo único que logran es hacer ruido y querer salir huyendo de inmediato. Lo malo es que ya compraste tu boleto y te friegas.
Y lo otro, no sé si es peor para las audiencias, para los anunciantes o para los publicistas.
Uno tras otro, la semana pasada, pusieron 5 comerciales de 5 diferentes marcas de autos. Sin siquiera un espacio entre ellos como para que te dieras cuenta que no era un interminable comercial. Lo que nos lleva al primer problema.
No sé si ya no hay nada nuevo qué decir de los autos. Los comerciales eran prácticamente iguales con cero diferenciadores… bueno, no. Uno sí era diferente. Era de zombies PFFF ¿neta, amigos publicistas, no hay nada mejor o diferente que hacer?
El segundo problema está entre el que compró el espacio publicitario y el que lo vendió (es decir, anunciante y cadena de cine). ¿Cómo se les ocurre poner 5 comerciales de una misma categoría de un solo jalón? En la universidad me enseñaron que eso no se debía de hacer ni de aceptar, y hasta te daban reposición. Se ve que los involucrados no fueron a la escuela… o por lo menos no a la misma que yo.
Y el tercer problema tiene que ver con recordación. Si como consumidor te zampan 5 spots igualitos, ¿te acuerdas de la marca? Yo, francamente no. Tristemente ni del que era diferente, el de los zombies, me acuerdo. Medio que creo que era Corolla, pero no me creas mucho.
Mientras no regresemos a los principios básicos de posicionamiento, de diferenciadores, de investigación y de colocación, la industria publicitaria seguirá yéndose en picada, porque al consumidor ya lo perdimos. #PregúntaleATelevisa