Televisa llevaba ya varias semanas con una intensa campaña preventiva anunciando sus cambios. La semana pasada agudizó sus esfuerzos zampándonos unas emotivísimas despedidas y enemil teasers de los novedosísimos ajustes que llevan años planeando, a raíz de la caída en picada en ratings y del consecuente decremento en las ventas de publicidad.
Lo bueno es que han recapacitado y se dieron cuenta que algo tenían que hacer. Lo malo es que todo parece indicar que son ajustes de forma y no de fondo. Como prácticamente todo lo que se hace en esa empresa.
Anuncian la “desaparición” de El Canal de las Estrellas, cuando lo único que va a suceder es cambiar de nombre por la maquilladita
La gran apuesta ha sido fincada en área de noticieros, cuando lo que está haciéndose es un reacomodo de protagonistas -tu pa’cá y tú pa’llá- y ajustes de horarios. Se hace una inversión millonaria en escenografía y en iluminación, pero todo eso es solamente parte de la maquilladita.
Después viene “el otro gran cambio” anunciado y nos presentan unas novedosas series con perturbadoras temáticas “jamás tocadas en televisión”.
No, pus guau. Hasta donde se ha podido ver, sí, la temática de esos programas aparentemente es nueva. Lo que es de risa loca es ver que son los mismitos primeros y plásticos actores con sus fallidos intentos de actuación; sus baratos escenarios y sus inverosímiles guiones, construidos con lenguaje rimbombante y atiborrados de lugares comunes. ¿Dónde estás, Epigmenio, cuando necesitamos otra Mirada de Mujer, caray?.
Ninguno de los personajes que presentaron en los avances es creíble. Todos son los mismos maquillajes, las mismas cirugías, las mismas cejas planchadas, los mismos bronceados, los peinados de siempre y la misma gama de colores de tinte para el cabello.
Igualito que como sucede en otras capas y otras áreas de nuestra sociedad, en Televisa tampoco entienden que no entienden. Mientras sigan siendo sus propios consejeros y haciendo sus propios estudios de mercado, siendo juez y parte en todo momento de todas sus acciones, su aterrizaje forzoso al fondo del precipicio es inminente, golpeando como aquel pesado yunque del coyote y el correcaminos, el solitario y polvoso final del barranco, derrotado y sin nadie que lo consuele.
No resulta un agüero prometedor. Concedámosle el beneficio de cinco centavos de duda simplemente por los pocos 2-3 talentos rescatables que tiene por ahí #MiBrozo