Ya sea afuera de un concierto, una carrera, un partido, una obra de teatro o simplemente porque eres fan de algo y/o alguien, tener merch de algo puede traerte mucha emoción de adquirirla. (*Spoiler: Y las marcas/los propios artistas lo saben*) Prepárate porque esta columna es la primera parte que hablaré de merch, en esta ocasión, más de algunos ejemplos de fans y algunas razones del precio de la merch.

¿Por qué compramos merch y cuánto disponemos a pagar por ella?

El poder que tiene la mercancía/merchandising (merch) es algo grande dentro del mundo de distintos “fandoms” a lo largo del mundo.

Veamos primero la perspectiva de los fans, ¿por qué adquirir algo de la película/serie/anime/banda/artista/videojuego/equipo/escudería/jugador/etc. que me gusta? Así como hay mil cosas que nos pueden gustar, las razones pueden llegar a ser también numerosas para comprar algo algo, desde un simple “porque me gusta” o también:

• “Quiero apoyar a mi artista favorito”.
• “Me enorgullece la historia de este piloto”.
• “Me hace sentir genial y define mi estilo personal”.
• “Es una oportunidad para conectar con otras personas del fandom”.
• Hasta casos como “me quiero sentir dentro de la película”, que buscan ser parte del mundo cinematográfico y hacerlo parte de su vida en sí.

Entonces, se me ocurrió preguntarle a varias amistades cuánto han pagado por merch y qué han comprado, déjame decirte que los precios que me contaban varían, ya que van desde los 150-300 pesos para merch “pequeña” por así decirlo (pines, photocards, llaveros, posters, figuras como Funko Pop), hasta los 2500+ pesos para merch oficial más “grande/funcional” digamos (playeras, sudaderas, bolsos, lightsticks, termos, álbumes/vinilos, figuras especiales, coleccionables). Les pongo algunos ejemplos e igual algunas razones de porqué algunas cosas son -más que un objeto-:

• En un concierto de Taylor Swift han llegado a pagar aproximadamente $3500 entre 2 hoodies y 2 playeras que la artista trajo a México.
  • Era la primera vez que Taylor venía al país y era la primera vez que mi amiga la veía en vivo, por lo que ameritaba comprar merch que valía el diseño y recordar ese momento tan especial.
    
• También antes del concierto llegó a comprarse el cardigan oficial de Tay por $2500, el cual tardaba más de 2 meses en llegar, pero valía por completo, ya que es un ícono dentro del fandom Swiftie e iba a estar justo para vestirlo en el concierto.

• Otro ejemplo, para merch del grupo surcoreano BTS, un lightsick y un álbum edición especial (que incluye 3 discos, set de fotos y artículos extras) suelen costar $4400 pesos, pero lo vale ya que son oficiales y que plasma su pasión por este grupo.
  • Para amigas que han sido fans del grupo desde sus inicios, el adquirir el lightstick es una oportunidad de estar más cerca de sus artistas favoritos ya que pueden ser parte de la experiencia en sus conciertos, además de que es de lo más representativo al igual que los álbumes y figuritas especiales de cada grupo (como los Skz zoo del grupo Stray Kids).

• Ahora, un caso que viene siendo casi un legado familiar, pero una pasión personal que nació en vivo y directo en el evento, es de un amigo que por 12 años ha sido fan de la Fórmula 1. Me cuenta que cada año paga un estimado de $5000 en merch; su colección a través del tiempo, se divide entre algo de pilotos como Checo, Sainz, Vettel y más, pero en general se centra entre:
  • Aprox 30-40 gorras de F1.
  • Al menos un par de playeras/camisas de cada equipo y algunas sudaderas.
  • Un poco de todo lo que involucra el mundo de la Fórmula 1.

También hay un punto importante a tocar, en la mayoría de los casos aquí se compró merch oficial, pero otras respuestas decían que algunas veces lo oficial deja qué desear, ya sea por los diseños, precio o cantidad que llegan a traer a México. Por lo que algunas personas, sobre todo en eventos en vivo, llegan a comprar mercancía “no oficial” en puestos que se colocan fuera de los venues donde se presentan, estos productos suelen ser más baratos y en ocasiones con mejores diseños o mayor variedad de tallas para los fans.

¿Por qué la merch oficial es tan cara? 

Tras ver los precios anteriores, hay que saber que el costo de cada producto depende mucho del artista y del venue (el lugar donde se presentan).

El año pasado hubo un tema fuerte con artistas de Reino Unido, donde los foros cobraban un arancel del 25-30%, lo cual toma una gran parte de sus ganancias que causa que “los fans paguen por ello”, si suben los porcentajes, se suben los precios de la merch.

También es como hablar de oferta-demanda, la popularidad de las marcas y la exclusividad, todo esto lo podemos traducir a la merch igualmente.

Porque sí, ahora hablemos de la perspectiva de quien la crea y la vende etc. ¿Qué significa la merch para esta contraparte?

Las empresas y marcas personales saben que los fans anhelan tener algo que se vincula a sus emociones e historia del porqué son fans de algo. Así que por más que cueste algo, las emociones (queramos o no) venden y los fans seguirán comprando mientras su bolsillo les permita.

Para marcas que crean merch para sus fans, (sobre todo los artistas y proyectos como videojuegos que apenas van agarrando camino), el merchandising se convierte en:

• Una nueva vía de maximizar sus ingresos (que puede apoyar a seguir su trayectoria).
• Aumenta su presencia como “marca” y posibilidad de convertirse en un “must-have” para sus fans.
• Otra manera de entender e interactuar con la comunidad de fans para seguir fortaleciendo la conexión y su lealtad.

Encore (de la parte 1)

Como vimos, un producto tangible puede trascender para convertirse en símbolo de identidad, representación y reconocimiento entre una comunidad, a la par de volverse parte de una experiencia y cimiento de los ingresos que apoyen a seguir un proyecto adelante, si le quitamos el nombre de merch, ¿sería como cualquier producto que lanzan las marcas? ¿Qué opinas? En la siguiente parte de este tema quiero hablarte de algunos ejemplos de merch, el origen de estos productos y cómo se volvió una fuente de ingresos para muchas personas. ¡Nos leemos en la segunda parte!

Créditos de foto: Bernie Bates