La mayoría de nosotros hemos escuchado esta frase: “No estires la liga tanto que se rompa”. Es un principio de negociación entre dos partes, conocido en forma de dicho popular. Nos habla de que cuando quieres que algo se lleve a cabo con alguien más no puedes esperar que todas tus exigencias se realicen sin ceder nada y/o sin ninguna consecuencia.
Al no ceder nada lo que ocurrirá es que el acuerdo o posibilidad se romperá por completo. Al negociar y poner algo de tu parte, el resultado puede ser un término muy favorable o al menos conveniente; pero otro punto importante aquí, además del resultado de la negociación en sí, es la interacción entre las partes. ¿Vale la pena conservar la relación con una organización/persona que te trata con rudeza o a quien no le interesa tu bienestar?
Cuando la forma en la que interactúan contigo es leonina y/o desconsiderada, no hay razón para seguir llevando a cabo negocios o querer entablarlos de manera conjunta. Es delicado y lo vemos cada día en diferentes ámbitos. Desde el trabajo con un jefe abusivo, un cliente difícil ó hasta en las relaciones personales cotidianas.
La decisión de no seguir puede ser muy lógica; sin embargo, muchas veces cuesta trabajo aceptarlo, parar, y mirar otras alternativas evidentes.
Aquí te doy unos cuantos puntos que pueden ayudarte a tomar decisiones para que “no se rompa la liga”,
-si vale la pena-; o que se rompa sin más consecuencias cuando así debe ser.
- La “liga” normalmente podría romperse antes de cerrar el trato; si no quieres que eso pase y es conveniente para ti seguir, entonces es importante que entiendas lo que tu cliente necesita, quiere y piensa. Habiendo consistencia y congruencia entre las partes habrá una posible negociación. Si no existe, simplemente no hay razón de colaboración.
- Recordar que el cliente es el que tiene la decisión final en la mayoría de los casos, es clave. Cómo interactúas y el servicio que se le brinda al cliente siempre será determinante para el resultado positivo.
- A pesar de que quisiéramos ser parte de una gran organización, negocio, proyecto, amistad, etc, las faltas de respeto siempre serán inaceptables; ya seamos el cliente o incluso el proveedor; una relación con fricciones es simplemente improductiva.
- En algún punto los roles de las partes pueden llegar a intercambiarse. Por ejemplo, un proveedor ofrece un servicio pero el cliente debe proporcionar cierta información de manera oportuna para que el siguiente paso se lleve a cabo. Esto es un ejemplo de dar y recibir. Es necesario tenerlo claro siempre que queramos trabajar, colaborar o relacionarnos en las organizaciones y en general en la vida para lograr el mejor resultado