Antes que nada, debo de dejar muy en claro que no soy morenista ni sheinbaumista. Que tengo la seguridad de que todos y cada uno de los políticos de este país —sin importar el color— son una bola de oportunistas, vividores y tramposos; una panda de corruptibles que lo que menos les interesa es el bien común hasta que prueben lo contrario.
Una vez hecha esta aclaración, procedo:
Impresionante la forma en que una buena parte de la gente, que se auto percibe como decente y cristiana, es poseída de manera repentina por el fantasma de Alfred Rosenberg y comienzan a actuar de una manera que los hace ver cómo una mezcla de inquisidores españoles, mujiks rusos y camisas pardas alemanes.
Desde cierto expresidente que le gustan los cigarros de “mole verde” hasta un gran número de usuarios, las redes se han visto invadidas por una serie de comentarios antisemitas que erizan los cabellos.
El caso es que, para denostar a Claudia Sheinbaum, muchos se están agarrando del argumento de que “es judía” y “no es cristiana” incluso le atribuyen un ateísmo que, al parecer, la señora del bastón reconoció hace tiempo en una entrevista.
Lo que realmente impresiona son los estereotipos que esta gente utiliza para justificar un antisemitismo bastante burdo además de que se recargan en una serie teorías de la conspiración y otras lindezas en las que implican desde la familia Rothschild hasta los masones sin hacer distinciones.
Para muestra pongo un comentario en el canal de YouTube de Conexionistas.com.mx que llegó a impresionarme por las implicaciones que tiene. Es el comentario realizado por una mujer que expone sus razones para no votar por Sheinbaum (lo copié tal cual, respetando ortografía y sintaxis):
“Es judía NO creé en Dios ni en nuestro SEÑOR JESUCRISTO su pueblo crucificó a mi SEÑOR JESUCRISTO y le causó el dolor más grande a mi VIRGENCITA DE GUADALUPE yo no puedo con eso, mi DIOS por delante!! 😢”
Impresionante enterarse que allá afuera aún hay gente que sigue atribuyendo la muerte de Jesucristo al pueblo hebreo; impresionante saber que tienen la seguridad de que dicho pueblo fue causante del dolor a la Virgen de Guadalupe (que no sabemos que tenga que ver en este irigote); impresionante porque el no creer en dios, para esta gente, es un factor que discapacita a un candidato para gobernar un país.
El caso es que el trending topic #Judía llegó a los primeros puestos en el otrora Twitter y fue impulsado por gente que se dedicó a descalificar a la coordinadora (o como diablos se le tenga que decir) por el simple hecho de una ascendencia que, por lo visto para ella, ya carece de cualquier importancia.
Lo terrible es que el hecho de usar y abusar de esta etiqueta lo único que hace es dejarlos como ignorantes, racistas y que —por supuesto—da armas a los adversarios políticos de acusar a todo el sector opositor de racismo tan sólo por la estupidez de una minoría muy escandalosa que, podría apostarlo, nunca ha tenido contacto directo con alguna persona de origen judío.
El segundo punto que es de llamar la atención es esa descalificación en automático acusando a candidatos de “no creer en dios”, cosa que está aprovechando mucho a su favor el señor Eduardo Verástegui que, como nunca se había visto en este país, está realizando una campaña en redes con el rosario en mano y está apelando a los atavismos más oscuros de la gente para vender un futuro gobierno en el que dios sea (según él) un factor mucho más relevante.
Al parecer se le olvida que este país tiene un gobierno separado de la iglesia, que hubo toda una guerra para poder lograr eso. Que las épocas en que “la inmensa mayoría de los mexicanos eran católicos” han quedado muy atrás, en una nación donde el crecimiento de otras confesiones y el abandono de la religión organizada se ha transformado en una realidad que ya no es posible echar para atrás.
Tal vez me equivoque, pero tengo la seguridad de que Verástegui no va a poder alcanzar las firmas requeridas para lograr una candidatura independiente. Eso nos dará un reflejo bastante aproximado de la realidad del fanatismo en este país.
Decía en la pasada entrega que se viene toda una guerra por nuestras almas y, al parecer, esta es una de las primeras batallas en las que la decencia y el sentido común se transformaron en bajas.
Y eso es terrible.
Una respuesta
De acuerdo con el artículo. Si bien el caso que citas es muy particular, he revisado al menos una decena de artículos que descalifican a Sheinbaum por lo mismo, lo cual me parece absurdo en estos tiempos en que, al parecer, aún existen quienes quisieran regresar a la inquisición y quemar públicamente (al menos simbólicamente) a quienes no profesen sus creencias o no tengan ascendencia de las razas “autorizadas” por sus estrechas mentes.