Revista de Marketing y Negocios

Tacos en pandemia

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A todo se acostumbra uno, menos a no comer, dicen por ahí. 

El popular refrán cobró más importancia cuando la comida se convirtió en la tabla de salvación para miles de negocios a punto de quebrar y de personas que perdieron su empleo, debido al freno económico que impuso el coronavirus.

Resguardarse en casa y realizar desde ahí todas nuestras actividades puso en jaque a los servicios de transporte. 

Pero se juntó el hambre con las ganas de comer, y se multiplicó el número de personas que se hicieron repartidores de comida a través de las plataformas Uber, Didi y Rappi.

En un año, Didi Food tuvo un aumento de 150 por ciento en sus “socios repartidores” y los de Rappi pasaron de 30 mil a 50 mil. 

Uber Eats llegó a los 350 mil usuarios en 75 ciudades de México y a la fecha cuenta con 35 mil restaurantes afiliados que ofrecen más de 2 millones de platillos.

Los antojitos

Con una comida declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (sólo 5 países han recibido ese reconocimiento por su cocina), México resulta un lugar propicio para que satisfacer la necesidad básica de comer, también genere negocios y fuentes de empleo.

Los restaurantes, fonditas, loncherías, taquerías y otros giros de comida se incluyen entre los negocios más afectados por el confinamiento del COVID- 19. 

Tan sólo en la zona metropolitana de la ciudad de México dejaron de operar 13 mil 500 establecimiento, según el sector restaurantero.

Aun así, el encierro pandémico no logró que los mexicanos prescindieran de los tacos y la inmensa variedad de antojitos, como quesadillas, tamales, tostadas, tlacoyos, sopes o memelas, por mencionar algunos.

La propia comida rápida, a base de maíz, la acostumbran degustar en la semana 6 de cada 10 familias. 

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A ella se suman platillos de otras naciones que muchos aprendieron a guisar en casa o a pedir desde su teléfono celular, así fuera por WhatsApp a las fonditas o taquerías de la colonia.

La paradoja es que dejamos de salir a la calle para abatir el contagio masivo del COVID-19, pero la otra pandemia que padecemos desde hace décadas, la de obesidad y sobrepeso, seguramente se vio favorecida por esta facilidad de conseguir comida y por el sedentarismo del encierro en casa.

La comida callejera

Una de las características de México que más sorprende a los extranjeros es la variedad de comida que se vende en la calle.

Millones la consumen, pero no sólo es por hábito, gusto o tradición, sino porque es accesible para la mayoría, dados los bajos ingresos y las precarias condiciones laborales en el país.

Comer en la calle, literalmente, o en restaurantes, con los amigos o la familia es, además, una de las principales actividades que hacen y disfrutan los mexicanos en su tiempo libre, casi tanto como ver televisión o contenidos digitales.

El coronavirus sólo nos modificó el lugar y la forma de consumir lo que nos gusta.  Desde el primer mes de la pandemia comenzó a crecer el número de personas que por primera vez bajaba una aplicación para pedir comida a domicilio. En abril subió 5 por ciento y para octubre el incremento ya era de 11 por ciento, según la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO).

Es una tendencia al alza que no ha cesado. El mercado es muy jugoso y Statista prevé que la facturación por pedidos de comida a domicilio en México llegue a los 2 mil millones de dólares en este año.

Y es que se confía en que, aun cuando la gente salga a la calle y los restaurantes vuelven a trabajar con normalidad, siga creciendo esa base de clientes en línea por la facilidad de pedir comida a domicilio, sea casa, taller, oficina, fábrica o hasta escuela.

El taco, el rey.

Hay comida para todos gustos y presupuestos, pero el taco fue el rey en los pedidos a domicilio. Uber Eats registró 14 millones de órdenes de tacos, sobre todo en las noches de fin de semana.

El alza de los pedidos de tacos durante el confinamiento fue de 60 por ciento, y colocó a 2020 como el año en que más se ha solicitado este alimento a domicilio.
De todos los tacos que se degustan en México, los de pastor encabezaron la lista, seguidos de los de bistec (al carbón o de asada, como se les conoce en algunos estados) y cochinita pibil. Uber cuenta que el mayor pedido que tuvo el año pasado fue de 395 tacos de canasta por un usuario de la Ciudad de México.

NOTA: si no vives en México, no sabes de lo que te estás perdiendo.

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