Todos ligan por redes sociales… hasta las marcas

Ya tiene tiempo que las redes sociales se convirtieron en un supuesto must para todas las marcas… aun para aquellos anunciantes que no tenían muy claro para qué las querían o cómo funcionaban. Simplemente fue algo que había que tener porque todo mundo lo tenía y porque se decía “es lo de hoy” desde hace varios ayeres.

¿La panacea?

Desde luego que Facebook, Instagram, Twitter, Linkedin y otras redes llegaron para quedarse como una herramienta muy útil y efectiva para comunicarse de una nueva manera con los consumidores, interactuar con ellos, estrechar lazos y también -¿por qué no?- para publicitarse y vender. Pero no por el hecho de abrir cuentas en esas redes, publicar por publicar ni por tener cierto número de seguidores en ellas quiere decir que vaya a dar resultados mágicos.

Y es que las redes sociales no funcionan como los medios tradicionales, en donde se solía vender de manera directa y frontal, ni todas las redes sirven para lo mismo.

 A todos nos gusta comprar, pero a nadie le gusta que le vendan.

¿Ventas? todos las buscamos. ¿Las buscamos?… ¡nos uuuuurgen!

El asunto es que hay que recordar que no todas las ventas son de productos y servicios, sino también de imagen de marca, estatus, empatía o cierta personalidad, lo que a la larga y de manera indirecta podría relacionarse también con ventas tanto en el anaquel como en el website.

Desde luego nadie ha dicho que no deben hacerse promociones y venta directa a través de estas plataformas, es solo que hay que buscar un equilibrio entre la promoción y contenidos de interés para generar así valor, empatía y un impacto conversacional.

Hay que recordar que hace muchos años era común la venta de casa en casa, y así podían presentarse a tu puerta vendedores de enciclopedias, filtros de agua, aspiradoras, Biblias y quién sabe, quizá alguno ofrecía la auténtica fórmula de la eterna juventud… pero eso nunca lo sabremos porque al escuchar el timbre, asomarnos discretamente a la ventana y sospechar por el traje, el sudor y el maletín que se trataba de algún vendedor, nunca le respondíamos… vendiera lo que vendiera. Tal y como pasa en la tele o en YouTube: al empezar un anuncio, sin importar qué venda, de entrada buscamos saltarlo.

Restricciones y Cultura Publicitaria | Enrique R & Francisco G & Sharahí Z & Monserrat R & Hans H

Un cortejo sutil… lo más efectivo para conquistar.

Imagina esta escena: una hermosa joven sentada sola en una cafetería, leyendo un libro y disfrutando de su soledad sin estar esperando ni buscando nada de nadie. Entonces al verla, un tipo prepotente, sobreactuado y tan arreglado que no se ve natural, se acerca y va directo hacia ella y así nomás, sin mayor preámbulo ni rodeos, le dice sin filtros que quiere salir con ella, tratándola de convencer hablando de manera acartonada de sí mismo y de lo maravilloso que es. Seguramente el resultado no será el que el fulano en cuestión esperaba, ¿cierto?

Ahora imagina a otro hombre que quiere cortejar a esa misma chica, pero la observa antes, investiga sobre ella, sus intereses, profesión y pasatiempos, se acerca poco a poco a ella, de manera natural, con una plática inteligente, variada y simpática, que es de gran interés para ella y además la escucha. Muy diferente, ¿no?

Lo mismo pasa con tus redes sociales, nadie se mete emocionado al “feis” para saber qué van a decir las marcas sobre sí mismas ni qué es lo que van a venderle ese día. Después de todo también los consumidores nos enamoramos de las marcas con las que nos identificamos, de las que tienen buenos temas de conversación, nos enseñan cosas útiles, nos hacen reír, sentir o pensar… igual que nos enamoramos de las personas.

Así como la mejor retórica es la que no se nota, las mejores ventas se dan cuando no nos damos cuenta de que nos vendieron.

Entonces, ¿de qué hablar?

Por eso es importante generar contenidos que empaticen, estrechen vínculos y conecten con tu comunidad, y para ello es necesario planificar los temas de conversación, dependiendo del giro de la empresa, la personalidad de la marca y desde luego, los objetivos y metas.

Cualquiera que sea el caso, en general podemos concluir que esos tópicos de comunicación deben estar balanceados entre los de venta directa y los conversacionales, que pueden ser sociales, humorísticos, educativos, interactivos, reflexivos o noticiosos; de datos curiosos, relaciones públicas, consejos, efemérides y fechas festivas… prácticamente el tema que quieras, tenga o no relación directa con tu giro, siempre y cuando haya una consistencia y tenga que ver con tu público objetivo y la identidad de marca.

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