Mi trabajo radica en vivir en redes sociales, consumiendo contenido de todo tipo. Principalmente me dedico a hacer reportes y dirigir un equipo de Marketing Digital. Eso me hace estar conectada 24/7. Algo interesante que he visto y que he leído mucho es la presión y adicción que generan las redes sociales. Recientemente leí un artículo interesante al respecto, La triste obligación de tener que ser feliz, de Pijamasurf, el short text de este artículo dice “La filosofía del “be happy” frivoliza la felicidad, presionándonos para serlo y exigiendo que documentemos y compartamos nuestros momentos felices”. No es un nuevo pensamiento. Hace años ya circuló un video titulado “El autoengaño de una vida falsa y falsa felicidad en Facebook”, este video es la versión gráfica del tema.
Toda esta intro es porque en verdad se ha convertido en un tema, veo como gente solamente publica cosas increíbles. He tenido momentos malos y los comparto. En casa se dice que Facebook siempre les dice mi humor antes que yo diga algo. Incluso ya alguien alguna vez me dijo que no debería de publicar todo lo que siento y pienso porque la gente me lee y pueden darse cuenta de cuando no estoy bien. No sé si yo no he entendido el fin de las redes sociales o si los estereotipos, cliches o aspiracionales de la sociedad realmente han llegado a las redes sociales y filtran nuestras publicaciones.
¿Por qué está mal publicar cuando estás teniendo un mal momento? ¿No somos todos humanos con ups & downs?
Voy a lo siguiente, las redes sociales nos han unido, humanizado, apoyado en comunicación o lo contrario? Hagamos un ejercicio básico. Seguramente conoces a alguien que la está pasando mal, alguien que te ha contado que en algún punto de su vida no se siente 100% satisfecho. Stalkea a esa persona, qué dice en sus redes sociales, de qué habla, con quienes se etiqueta? Quizá es esa necesidad infinita de los humanos de ser aceptados, y precisamente buscamos likes, sabemos que vienen de cosas positivas y lindas, la gente reacciona a eso porque es lo que quisiera para su vida.
Ya alguna vez había dicho que nosotros curamos nuestro propio contenido. Que somos responsables de lo que llega a nuestras redes sociales, así que con eso en mente ¿sabían que hay forma de crear redes que nos empoderen, que nos curen, que nos motiven en lugar de destrozarnos día a día? Platicando con alguien muy cercano el otro día, logré aterrizar tres simples pasos para aplicar détox de esa presión y vida falsa:
- Unfollow (ojo, no unfriend) a gente que no sume o construya a tu día a día.
- Follow a fanpages de temas que te gusten e interesen, un par de humor.
- Trata de disminuir o controlar los tiempos que te conectas.
Importante, no se trata de tapar el sol con un dedo. No se trata de llenarnos de club de optimistas. Se trata de construir a nuestro favor y no crear una falsa felicidad.
En realidad la felicidad es algo que no existe, no es un fin. Es algo momentáneo y si lo documentamos es porque buscamos conservarlo. Si logramos entender que la autorrealización empieza por aceptarnos, tal vez dejemos la falsa imagen. De eso cada quien tendrá sus teorías. Lo que sé es que las redes sociales son una lupa y gran estudio de mercado, que cada vez son más nuestra vida, no solamente parte, sino nuestra vida en sí y las llevamos con nosotros hasta al baño y todo el tiempo, por ello tienen una influencia alta en nuestro ánimo, decisiones y vida en general.