“Controle su destino o alguien más lo hará por usted” -Jack Welch-
Durante la primera parte de mi vida adulta me dediqué a resolver el día a día, llegar a fin de mes era una misión rutinariamente agotadora, la desesperación de no ser lo suficientemente bueno, las condiciones económicas que dificultaban la adquisición de activos que permitieran ahorrar tiempo, la falta de experiencia o prestigio, el tipo cambiario que afectaba la economía familiar, las deudas que parecían no tener fin y el hacerse a la idea de que a algunos nos tocaba venir a sufrir a esta vida y entonces había que esforzarse el doble, es más o menos, parte de la historia de millones de mexicanos que hemos vivido situaciones similares.
Vivir soñando con ese famoso “algún día”, se convertía en la zanahoria que nos motivaba a seguir adelante, sin saber que gran parte de todas esas circunstancias adversas que enfrentamos, y para las cuales no teníamos las herramientas emocionales necesarias, provocaron que muchos, nos desviáramos en el camino, a veces sin darnos cuenta, sumidos en la inercia diaria y otras, por miedo a empeorar la, ya de por sí, delicada situación.
Como ya he comentado en otros espacios, a mí la pandemia me ayudó a salir del laberinto, cobré conciencia de mi situación y de pronto puede definir, lo que no quería, aquello que anhelaba y entonces, los puntos comenzaron a conectarse y el túnel a iluminarse.Hace apenas un año
Fue en noviembre de 2021 cuando mi “switch interno” se prendió.
Después de que la vida me permitiera nadar de muertito, mantenerme a flote sin que mi situación financiera empeorara y de encontrar la paz y tranquilidad para poder soñar, pensar y recordar aquellos anhelos que tenía cuando mis 20´s, pude entonces definir lo que quería para esta segunda parte de mi vida y los cómo, comenzaron a aparecer.
A un año de la puesta en marcha de mi plan a 10 años, tenía 9 proyectos en marcha y 14 personas a las que había podido emplear en los mismos.
Pero no fue fácil, ese doloroso proceso interno de hacer conciencia y reconocer aquello que no te gusta y deseas alejar de tu vida, para pasar a la definición y plan de lo que verdaderamente quieres, tiene algunas trampas y es precisamente de ello que quiero hablar en esta ocasión.Comencemos con la lista:
1.Miedo a fracasar
Es en realidad miedo a tener éxito, miedo a no poder con la responsabilidad, miedo a no ser lo suficiente bueno; los especialistas asocian este miedo, con el síndrome del impostor.
2.Fijé metas imposibles de conseguir
La relatividad que pudiera permitir definir si una meta es muy grandes o muy pequeña, radica en el valor que asigna la persona que desea conseguir dicho objetivo y de los medios y sistema que posea para lograrlo. Si deseas ser reconocido profesionalmente en Alemania, sin aprender a hablar el idioma, te va a costar quizás más trabajo, pero se puede. Si quieres algo grande, divídelo en fases o etapas, verás que será más sencillo y te divertirás en el proceso.
3.No tengo tiempo de sentarme a planear
Seamos francos, si en vez de ver 3 episodios diarios de tu serie de TV favorita o los comentarios, análisis deportivos o noticias que sueles consumir para distraerte, inviertes ese tiempo en comenzar a leer en internet sobre la industria que te interesa, analizas lo que otras personas han hecho y dedicas parte de ese tiempo de ocio, en definir lo que quieres y cómo obtenerlo, te aseguro que te vas a sorprender.
4.No quiero arriesgar mis ahorros
Haces bien en no aventarte a lo tonto, decía Og Mandino: “La mejor forma de perder dinero, es meterte a un negocio que no conoces”.
Aprende, investiga, conoce, infórmate, prepara un plan y un presupuesto; realizando esas actividades, minimizarás el riesgo y podrás construir escenarios, que te permitan controlar mejor el resultado o advertir peligros con tiempo.
5.No encuentro oportunidades para mí
Para hacer qué o conseguir qué:
– ¿Un cuerpo atlético en 90 días, después de malpasarnos durante 9 años (3,287 días)?
– ¿Un empleo con sueldo de director para mandar a todos, sin tener que saber nada del negocio?
– ¿De esas oportunidades o de aquellas que por miedo a no sentirte lo suficientemente bueno, ni siquiera te atreves a aplicar?6.No tengo ni idea de por dónde comenzar
Sin duda, la excusa más usada pero también la más honesta.
Reconocer que no sabes es el primer paso para aprender, comienza con buscar en tu interior, qué te gusta, para que eres bueno, que habilidades posees y que capacidades has desarrollado a nivel profesional.
¿Cómo puedes ponerlas al servicio de los demás y obtener un pago por ello?Comienza por ahí.
7.No puedo renunciar, aquí me necesitan
Fue una de las cosas que me dije cuando tuve la oportunidad de mudarme a Ciudad de México para un puesto en una de las mejores agencias de publicidad, oportunidad que por miedo y “mi estilo de vida” cómodo (pero insatisfactorio) decidí dejar pasar. Mejorar, requiere salir de la zona de confort, nadie “necesita” quedarse en un lugar donde no se siente apreciado, valorado o satisfecho.
9.Me da miedo lo que otros puedan decir
Cuando nos sentimos inferiores a los demás, este sentimiento se hace presente. Necesitas aprender a confiar en ti mismo, en tus capacidades y conocimientos, quizás buscar ayuda profesional sea una forma para poder enfrentar este tipo de situaciones, pero si sabes que eres dedicado y has resuelto otros problemas en tu vida, este sólo es momentáneo.
9.Me voy a dar este lujo, para eso trabajo
Deja de sabotearte, si ya cobraste la conciencia que buscabas para definir lo que dices que quieres, conoces el camino y etapas que habrás de recorrer para conseguirlo y además estás dispuesto a pagar el precio, lo pero que puedes hacer es dejarte llevar por el “mainstream”.
Tu sueño y la vida como la deseas, son mucho más importantes que la silla color rojo o los tenis color verde “fosfo” de 2 mil pesos adicionales que no aportan valor y si requieren mayores cuidados.
Recuerda, no es una carrera de velocidad, es una carrera de resistencia.
Gracias por leerme, hasta dentro de 15 días.